Características Generales del signo Leo
Simbolo: León
Período: del 22 de Julio al 22 de Agosto
Elemento: fuego
Modalidad: fijo
Polaridad: masculina (Yang)
Planeta regente: Sol
Casa: 5
Metal: oro
Piedra: ámbar, diamante, rubí
Color: dorado, naranja, rojo
Período: del 22 de Julio al 22 de Agosto
Elemento: fuego
Modalidad: fijo
Polaridad: masculina (Yang)
Planeta regente: Sol
Casa: 5
Metal: oro
Piedra: ámbar, diamante, rubí
Color: dorado, naranja, rojo
Si quieres estudiar algunos ejemplares, date una vuelta por los lugares más iluminados y chispeantes de la ciudad. Por lo menos la mitad de la gente que encuentras viviendo a la última moda serán Leo. A Leo le enferma la oscuridad tanto como el aburrimiento. Si ves a alguno que se ruboriza fácilmente, asegúrate de que no estás confundiendo el rubor con un rostro arrebatado de orgullo. Leo puede estar sonrosado porque acaba de ver pasar al amor de su vida, pero jamás le veras las mejillas coloreadas por la introversión ni por esa timidez que induce a uno a ocultarse.
No hay Leo introvertidos; los hay únicamente que se hacen los introvertidos, y es importante que lo recuerdes. Tal vez encuentres algún Leo que se muestre silenciosamente fuerte, digno y decidido, pero no te dejes engañar. Incluso los Leo más suaves están convencidos de su derecho a dominar sobre amigos y familiares, mientras esperan detrás del telón el momento de salir a escena. Si no me crees, búscate un Leo tranquilo, de esos que se hacen los introvertidos, para atacar su orgullo. Quítale algo que él esté convencido de que por derecho le pertenece, dale órdenes y no le demuestres respeto. Hay que ser todo un valiente para desafiarle cuando él defiende sus derechos y su dignidad.
Hay de los que se ablandan con la edad, pero en realidad Leo jamás baja su orgullosa cabeza. Nunca.
En cuanto a los atributos físicos de este signo solar, simplemente mira a tu alrededor en busca de
gente que se parezca a un león o a una leona, con su melena que se aparta hacia atrás de la cara y su mirada engañosamente ociosa. Los leones caminan erguidos y orgullosos, con el suave deslizamiento de un gato.
En las mujeres se combina una gracia flexible con una intensidad oculta y estremecedora. Este
último rasgo puede disimularse bajo una naturaleza suave, por lo general serena y estable. Pero no olvides que la leona está siempre pronta a saltar si se siente amenazada.
Notarás en él un aire de mando y un porte majestuoso, porque Leo mira con desdén a todos los simples mortales que están por debajo de él. Por lo común, es muy deliberado en sus movimientos y en su discurso. Es raro que Leo hable deprisa, corra, e incluso que camine con rapidez (a menos que tenga el ascendente o la Luna en Aries o en Géminis). En un grupo, no te pasará mucho tiempo inadvertido: será el centro de atención, bien con sus acciones y afirmaciones dramáticas, bien poniendo mal gesto y escondiendo la cara entre las manos hasta que alguien corra a preguntarle que le pasa.
El signo produce ejemplares de ojos azules, pero muchos Leo, sobre todo entre las mujeres, tienen
los ojos color castaño oscuro, al principio dulces y serenos, pero que después chisporrotean y restallan. Suelen tenerlos redondeados y un poco almendrados en los ángulos. El pelo es oscuro o rubio rojizo, ondulado por lo general, peinado en un estilo suelto y descuidado que se levanta en el casco y en los lados de la cabeza; si no, se van al otro extremo y lo llevan implacablemente alisado.
La gente de Leo ejerce sobre los demás un efecto extraño, que es divertido observar. Les encanta dar consejos gratuitos. Leo es especial para decirle a uno con cierto aire de superioridad y condescendencia, cual es la forma exacta en que debería ordenar su vida.
El amor por la enseñanza lleva a tantos de este signo a convertirse en educadores, políticos y psiquiatras. Tienen capacidad para racionalizar las cosas y plancharle a uno todas las arrugas de su vida. Lástima que no puedan arreglar sus propios asuntos con la misma facilidad y elegancia. Así y todo, es eso lo que hace el encanto de Leo: su sincera superioridad y sus excelentes
cualidades, mezcladas con la terrible y transparente vulnerabilidad de su yo.
Cuando no se respetan su prudencia y su generosidad, se siente profundamente herido. Para
suavizarle, halágale, simplemente. Es la debilidad de más de un Leo áspero. La
vanidad es su talón de Aquiles. Para él, la adulación es un estimulante, la falta de respeto le pone ciego de furia, y ambos extremos le hacen incapaz de formular un juicio equilibrado. Algunos Leo consiguen controlar con éxito estas tendencias, pero siempre están latentes en el signo solar y se hacen presentes hasta cierto punto.
Haz la prueba alguna vez. Cuando te esté dando alguno de sus sermones, interrumpe respetuosamente a tu amigo Leo para decirle que tiene un aspecto realmente magnifico con ese suéter. El resultado será probablemente un brusco descenso de su dignidad, y enrojeciendo, te preguntará totalmente desconcertado: "¿En serio?, ¿de veras te lo parece?".
En la mayoría de los casos, el reconocimiento de su intelecto da tanto resultado como un elogio de su apariencia. Leo no puede dejar de sentirse superior y de comportarse de manera teatral, de vez en cuando.
Leo es sumamente astuto, en muchos sentidos. Será raro verlo desperdiciar energías procurando extraer agua de un pozo agotado, como suele sucederle a Aries; es pues un excelente organizador y sabio distribuidor de obligaciones. Sus órdenes son sorprendentemente efectivas cuando controla los efectos dramáticos, porque puede ser un maestro en el arte del discurso simple y directo, aunque a veces huela un poco a teatral. Tampoco se avergüenza de sentir disgusto. Por lo general, lo que dice es lo que siente. Es posible que aplaque o que resulte quemante, pero nunca pasará sin dejar huella.
Las regias maneras de este signo solar se despliegan cuando el hombre o la mujer Leo reciben invitados. La gente de Leo rodea a sus invitados con gran abundancia de la más exquisita comida, vinos finos, mujeres hermosas y buena música. Después de más de una cena romántica y un baile con Leo se produce un diluvio de declaraciones, pasión, lágrimas, enojos, disculpas y confusión sentimental lisa y llana.
Y ahora que llegamos al tema del amor, hay que señalar que no encontrarás muchos solterones ni solteronas nacidos bajo este signo solar. Si tropiezas con alguno, no te formes una opinión definida. Siempre hay algún amante oculto. Es posible que no esté casado cuando le conozcas, pero estará enamorado o a punto de estarlo, o bien acabará de salir de un episodio romántico y le encontrarás con aire patético y perdido. El fiero orgullo de Leo es causa de que muchos romances y matrimonios se hagan pedazos.
Un Leo sin pareja suele ser muy triste, pero cuando su orgullo ha sido afrentado por su pareja, sea ésta legal o no, es posible que pierda su aspecto de tristeza y se muestre feroz. De todas maneras, no hay quien pueda aguantar más con dignidad, o adaptarse, cuando es necesario, valientemente a las condiciones más deprimentes, con auténtica energía y optimismo. Como la tendencia a perdonar y olvidar, las reconciliaciones son, casi tan frecuentes como las rupturas. Leo está casi continuamente ahogado por la pasión, no sólo por el sexo opuesto, sino por la vida. Para ellos, cuando el romance se extingue, el Sol deja de brillar.
Son hombres y mujeres que jamás se apoyan en los demás. Prefieren, más bien, que se apoyen en ellos. La responsabilidad para con los débiles y los desvalidos les fascina. Si se queja de que todo el mundo depende de él y de que es el único que carga con todo, ni se te ocurra preocuparte. A él eso le encanta. Trata de aliviarle de alguna carga o de tenderle una mano, y ya verás como rechaza tu ayuda.
Y algo que debes evitar especialmente es ofrecerle ayuda financiera. Aunque con frecuencia pueda andar sin un centavo, Leo siempre sabe que ya encontrará manera de volver a llenarse los bolsillos. Son muy pocos los de este signo que se muestran cuidadosos con el dinero. Hasta los raros ejemplares de este signo que son ahorrativos se visten con ropa cara y siempre aparecen bien presentados. Leo quiere todo de primera y lujoso, y gasta sin privarse cuando se trata de diversiones y placeres.
Es capaz de darle dinero a casi todo el mundo. Si le pides un préstamo y no tiene efectivo, es posible que prefiera a su vez pedir prestado antes que admitir que no está en situación de sacarte de un apuro. Claro que éste es un último recurso, porque a Leo le mortifica tener que recurrir a alguien en cuestiones de dinero, consejo o estimulo. Tiene ego suficiente para estimularse él solo, y no le gusta pedir consejo. Uno busca consejo en los que están por encima de él.
Leo es propenso a las fiebres altas, a los accidentes, las enfermedades agudas y violentas, y generalmente inmune a las dolencias crónicas y prolongadas. Como rara vez hacen algo a medías, son gente que o bien irradian una vitalidad increíble,o bien se quejan de que no durarán mucho en este mundo; esta última reacción es típica de la falta de apreciación y afecto.
Leo parece tener el corazón estupendamente fuerte, o si no, presenta alguna debilidad en la zona cardiaca. Es posible que sufra dolores de espalda y de hombros, problemas de columna, accidentes en las piernas o tobillos, problemas relacionados con los órganos de la reproducción y ronqueras o dolores de garganta. Pero se recuperará pronto de la enfermedad, y su principal peligro es el de descuidar su salud o levantarse demasiado pronto cuando ha estado enfermo. Al principio, estar en cama y sentirse atendido halaga la vanidad de Leo, pero cuando se da cuenta de que está desempeñando el papel de débil y no el de fuerte, sus veleidades de incapacitado desaparecen rápidamente.
Con los regidos por el Sol no hay términos medios. O son espantosamente descuidados y desaliñados, o meticulosamente pulcros y ordenados. Les gusta bastante el chismorreo, y se sienten heridos o excluidos si a su alrededor sucede algo que ellos no entienden. Leo es fijo por naturaleza. Es difícil apartarle del camino que se trace, aunque él si pueda apartar a otros con su convincente oratoria. La mayoría de ellos tienen una habilidad impresionante para delegar en otros las tareas sucias y desagradables.
Cuando una emergencia se desploma sobre sus recios hombros, Leo se la toma con calma, pero sin eludir jamás su deber, ayudando a los desvalidos, protegiendo a los asustados (aunque por dentro él pueda estar doblemente asustado), animando a los melancólicos y afrontando con valor su auténtica responsabilidad. Tal es su naturaleza.
Leo es un amigo orgullosamente leal, enemigo justo pero poderoso; es creativo y original, vital y fuerte, lo mismo da que sea un Leo tranquilo o uno de los inflamables, pues existen las dos clases. Su indumentaria es despampanante, adecuada a su colorida personalidad. Y pasamos por alto su arrogancia, su ego insufrible a veces, sus ataques, más bien ridículos de vanidad, porque su corazón, como su metal, es oro puro.
Rebosante de cordialidad y generosidad, alegre y afectuoso, salta alegremente por un campo de amapolas cuando su Sol brilla alto en el cielo. Su dignidad y su gracia interiores son tan auténticas que puede llevar con valor sus infortunios. Los cálidos rayos amarillos de su esperanza se intensifican hasta el naranja a la hora del crepúsculo, y en sus noches brilla un millar de estrellas.
No hay Leo introvertidos; los hay únicamente que se hacen los introvertidos, y es importante que lo recuerdes. Tal vez encuentres algún Leo que se muestre silenciosamente fuerte, digno y decidido, pero no te dejes engañar. Incluso los Leo más suaves están convencidos de su derecho a dominar sobre amigos y familiares, mientras esperan detrás del telón el momento de salir a escena. Si no me crees, búscate un Leo tranquilo, de esos que se hacen los introvertidos, para atacar su orgullo. Quítale algo que él esté convencido de que por derecho le pertenece, dale órdenes y no le demuestres respeto. Hay que ser todo un valiente para desafiarle cuando él defiende sus derechos y su dignidad.
Hay de los que se ablandan con la edad, pero en realidad Leo jamás baja su orgullosa cabeza. Nunca.
En cuanto a los atributos físicos de este signo solar, simplemente mira a tu alrededor en busca de
gente que se parezca a un león o a una leona, con su melena que se aparta hacia atrás de la cara y su mirada engañosamente ociosa. Los leones caminan erguidos y orgullosos, con el suave deslizamiento de un gato.
En las mujeres se combina una gracia flexible con una intensidad oculta y estremecedora. Este
último rasgo puede disimularse bajo una naturaleza suave, por lo general serena y estable. Pero no olvides que la leona está siempre pronta a saltar si se siente amenazada.
Notarás en él un aire de mando y un porte majestuoso, porque Leo mira con desdén a todos los simples mortales que están por debajo de él. Por lo común, es muy deliberado en sus movimientos y en su discurso. Es raro que Leo hable deprisa, corra, e incluso que camine con rapidez (a menos que tenga el ascendente o la Luna en Aries o en Géminis). En un grupo, no te pasará mucho tiempo inadvertido: será el centro de atención, bien con sus acciones y afirmaciones dramáticas, bien poniendo mal gesto y escondiendo la cara entre las manos hasta que alguien corra a preguntarle que le pasa.
El signo produce ejemplares de ojos azules, pero muchos Leo, sobre todo entre las mujeres, tienen
los ojos color castaño oscuro, al principio dulces y serenos, pero que después chisporrotean y restallan. Suelen tenerlos redondeados y un poco almendrados en los ángulos. El pelo es oscuro o rubio rojizo, ondulado por lo general, peinado en un estilo suelto y descuidado que se levanta en el casco y en los lados de la cabeza; si no, se van al otro extremo y lo llevan implacablemente alisado.
La gente de Leo ejerce sobre los demás un efecto extraño, que es divertido observar. Les encanta dar consejos gratuitos. Leo es especial para decirle a uno con cierto aire de superioridad y condescendencia, cual es la forma exacta en que debería ordenar su vida.
El amor por la enseñanza lleva a tantos de este signo a convertirse en educadores, políticos y psiquiatras. Tienen capacidad para racionalizar las cosas y plancharle a uno todas las arrugas de su vida. Lástima que no puedan arreglar sus propios asuntos con la misma facilidad y elegancia. Así y todo, es eso lo que hace el encanto de Leo: su sincera superioridad y sus excelentes
cualidades, mezcladas con la terrible y transparente vulnerabilidad de su yo.
Cuando no se respetan su prudencia y su generosidad, se siente profundamente herido. Para
suavizarle, halágale, simplemente. Es la debilidad de más de un Leo áspero. La
vanidad es su talón de Aquiles. Para él, la adulación es un estimulante, la falta de respeto le pone ciego de furia, y ambos extremos le hacen incapaz de formular un juicio equilibrado. Algunos Leo consiguen controlar con éxito estas tendencias, pero siempre están latentes en el signo solar y se hacen presentes hasta cierto punto.
Haz la prueba alguna vez. Cuando te esté dando alguno de sus sermones, interrumpe respetuosamente a tu amigo Leo para decirle que tiene un aspecto realmente magnifico con ese suéter. El resultado será probablemente un brusco descenso de su dignidad, y enrojeciendo, te preguntará totalmente desconcertado: "¿En serio?, ¿de veras te lo parece?".
En la mayoría de los casos, el reconocimiento de su intelecto da tanto resultado como un elogio de su apariencia. Leo no puede dejar de sentirse superior y de comportarse de manera teatral, de vez en cuando.
Leo es sumamente astuto, en muchos sentidos. Será raro verlo desperdiciar energías procurando extraer agua de un pozo agotado, como suele sucederle a Aries; es pues un excelente organizador y sabio distribuidor de obligaciones. Sus órdenes son sorprendentemente efectivas cuando controla los efectos dramáticos, porque puede ser un maestro en el arte del discurso simple y directo, aunque a veces huela un poco a teatral. Tampoco se avergüenza de sentir disgusto. Por lo general, lo que dice es lo que siente. Es posible que aplaque o que resulte quemante, pero nunca pasará sin dejar huella.
Las regias maneras de este signo solar se despliegan cuando el hombre o la mujer Leo reciben invitados. La gente de Leo rodea a sus invitados con gran abundancia de la más exquisita comida, vinos finos, mujeres hermosas y buena música. Después de más de una cena romántica y un baile con Leo se produce un diluvio de declaraciones, pasión, lágrimas, enojos, disculpas y confusión sentimental lisa y llana.
Y ahora que llegamos al tema del amor, hay que señalar que no encontrarás muchos solterones ni solteronas nacidos bajo este signo solar. Si tropiezas con alguno, no te formes una opinión definida. Siempre hay algún amante oculto. Es posible que no esté casado cuando le conozcas, pero estará enamorado o a punto de estarlo, o bien acabará de salir de un episodio romántico y le encontrarás con aire patético y perdido. El fiero orgullo de Leo es causa de que muchos romances y matrimonios se hagan pedazos.
Un Leo sin pareja suele ser muy triste, pero cuando su orgullo ha sido afrentado por su pareja, sea ésta legal o no, es posible que pierda su aspecto de tristeza y se muestre feroz. De todas maneras, no hay quien pueda aguantar más con dignidad, o adaptarse, cuando es necesario, valientemente a las condiciones más deprimentes, con auténtica energía y optimismo. Como la tendencia a perdonar y olvidar, las reconciliaciones son, casi tan frecuentes como las rupturas. Leo está casi continuamente ahogado por la pasión, no sólo por el sexo opuesto, sino por la vida. Para ellos, cuando el romance se extingue, el Sol deja de brillar.
Son hombres y mujeres que jamás se apoyan en los demás. Prefieren, más bien, que se apoyen en ellos. La responsabilidad para con los débiles y los desvalidos les fascina. Si se queja de que todo el mundo depende de él y de que es el único que carga con todo, ni se te ocurra preocuparte. A él eso le encanta. Trata de aliviarle de alguna carga o de tenderle una mano, y ya verás como rechaza tu ayuda.
Y algo que debes evitar especialmente es ofrecerle ayuda financiera. Aunque con frecuencia pueda andar sin un centavo, Leo siempre sabe que ya encontrará manera de volver a llenarse los bolsillos. Son muy pocos los de este signo que se muestran cuidadosos con el dinero. Hasta los raros ejemplares de este signo que son ahorrativos se visten con ropa cara y siempre aparecen bien presentados. Leo quiere todo de primera y lujoso, y gasta sin privarse cuando se trata de diversiones y placeres.
Es capaz de darle dinero a casi todo el mundo. Si le pides un préstamo y no tiene efectivo, es posible que prefiera a su vez pedir prestado antes que admitir que no está en situación de sacarte de un apuro. Claro que éste es un último recurso, porque a Leo le mortifica tener que recurrir a alguien en cuestiones de dinero, consejo o estimulo. Tiene ego suficiente para estimularse él solo, y no le gusta pedir consejo. Uno busca consejo en los que están por encima de él.
Leo es propenso a las fiebres altas, a los accidentes, las enfermedades agudas y violentas, y generalmente inmune a las dolencias crónicas y prolongadas. Como rara vez hacen algo a medías, son gente que o bien irradian una vitalidad increíble,o bien se quejan de que no durarán mucho en este mundo; esta última reacción es típica de la falta de apreciación y afecto.
Leo parece tener el corazón estupendamente fuerte, o si no, presenta alguna debilidad en la zona cardiaca. Es posible que sufra dolores de espalda y de hombros, problemas de columna, accidentes en las piernas o tobillos, problemas relacionados con los órganos de la reproducción y ronqueras o dolores de garganta. Pero se recuperará pronto de la enfermedad, y su principal peligro es el de descuidar su salud o levantarse demasiado pronto cuando ha estado enfermo. Al principio, estar en cama y sentirse atendido halaga la vanidad de Leo, pero cuando se da cuenta de que está desempeñando el papel de débil y no el de fuerte, sus veleidades de incapacitado desaparecen rápidamente.
Con los regidos por el Sol no hay términos medios. O son espantosamente descuidados y desaliñados, o meticulosamente pulcros y ordenados. Les gusta bastante el chismorreo, y se sienten heridos o excluidos si a su alrededor sucede algo que ellos no entienden. Leo es fijo por naturaleza. Es difícil apartarle del camino que se trace, aunque él si pueda apartar a otros con su convincente oratoria. La mayoría de ellos tienen una habilidad impresionante para delegar en otros las tareas sucias y desagradables.
Cuando una emergencia se desploma sobre sus recios hombros, Leo se la toma con calma, pero sin eludir jamás su deber, ayudando a los desvalidos, protegiendo a los asustados (aunque por dentro él pueda estar doblemente asustado), animando a los melancólicos y afrontando con valor su auténtica responsabilidad. Tal es su naturaleza.
Leo es un amigo orgullosamente leal, enemigo justo pero poderoso; es creativo y original, vital y fuerte, lo mismo da que sea un Leo tranquilo o uno de los inflamables, pues existen las dos clases. Su indumentaria es despampanante, adecuada a su colorida personalidad. Y pasamos por alto su arrogancia, su ego insufrible a veces, sus ataques, más bien ridículos de vanidad, porque su corazón, como su metal, es oro puro.
Rebosante de cordialidad y generosidad, alegre y afectuoso, salta alegremente por un campo de amapolas cuando su Sol brilla alto en el cielo. Su dignidad y su gracia interiores son tan auténticas que puede llevar con valor sus infortunios. Los cálidos rayos amarillos de su esperanza se intensifican hasta el naranja a la hora del crepúsculo, y en sus noches brilla un millar de estrellas.
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